Aunque -como sucede con muchos fenómenos vinculados al cambio climático- no se dispone aún de suficiente información estadística para corroborarlo, diversas investigaciones sugieren que el aumento en la frecuencia de rayos que se ha venido registrando durante las últimas décadas en algunas regiones del planeta sería producto del calentamiento global. Lo que es seguro, según explican científicos, es que ambos fenómenos tienen al menos un punto en común. Ese punto – son las corrientes de aire ascendente, un fenómeno asociado a las tormentas tropicales que contribuye a su vez a que se produzcan descargas eléctricas sobre la tierra.
Los rayos comienzan a gestarse a partir de una corriente de aire ascendente. Este tipo de corriente hace que las partículas dentro de las nubes se orienten de forma tal que se separan sus cargas. En este sentido, las corrientes de aire serían un equivalente de lo que sucede cuando uno se frota un peine sobre el pelo y lo acerca a un pequeño papel. Cuando se separan las cargas que ya existen dentro de la nube lo que ocurre en general es que las cargas negativas se acumulan en su base, lo que favorece a su vez que aparezcan cargas positivas en tierra, aunque el fenómeno pueda darse en forma inversa.
En cualquier caso, esa separación de cargas, en el intento por neutralizarse, lleva a que avance desde la nube una especie de líder que al establecer un último salto hacia un punto específico de la tierra da lugar a la descarga eléctrica. Ahora bien, esas corrientes de aire ascendentes que crean las condiciones necesarias para que se produzca un rayo ”son propias de las tormentas tropicales. Por eso si bien no se podría afirmar que el cambio climático ha aumentado la frecuencia de caída de rayos, sí lo ha hecho con la recurrencia de tormentas tropicales y, en consecuencia también con las corrientes de aire ascendente.
Uno de los efectos del cambio climático – es que al aumentar la temperatura global también aumenta en latitudes como la nuestra la frecuencia de tormentas tropicales, que pueden ser eléctricas o no. Y aunque no dispongamos de estadísticas sobre caídas de rayos, existen evidencias de sobra para afirmar que las tormentas tropicales aumentaron en nuestra Región.
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